Una de las
creencias más limitantes y arraigadas del mundo actual es que lo que nos impide
lograr nuestros objetivos es la falta de dinero, contactos, conocimiento, etc.
La mayoría de la gente cree que si tan solo supiera más de negocios, o si conociera
a cierta persona influyente, o si tuviera cierta cantidad de dinero, entonces
podría ser exitoso.
Esta visión
es incorrecta porque ignora (convenientemente) el factor más importante detrás
de nuestro éxito: nosotros mismos.
Lamentablemente,
esta visión se ha expandido a los ecosistemas nacientes de emprendimiento en
Latinoamérica, desde las aceleradoras e incubadoras hasta las universidades y
startups.
Muchas de
estas plataformas de desarrollo de emprendedores se han enamorado de ciertos
modelos teóricos que tratan de enseñar y sistematizar cómo lanzar, crecer y
vender negocios. El ejemplo más claro es el clásico intercambio de
capital, espacio de coworking y mentores a cambio de equity, pero
la cosa no termina ahí. Desde metodologías como Lean Startup y esquemas como
Business Canvas, pasando por eventos donde se resalta la historia de algún
emprendedor exitoso y hacemos networking para cambiar tarjetas y ‘elevator
pitches’ sobre quiénes somos; los procesos que intentan sistematizar el
éxito abundan.
Estos
espacios y modelos son valiosos, pero no suficientes. Estamos dejando de lado el paso previo necesario para que estas
plataformas puedan generar resultados positivos. El desafío no es crear más
cadenas de montaje de startups, sino trabajar sobre la materia prima, el factor
más importante de cualquier negocio: la persona.
La
desaceleración de las aceleradoras
Por suerte,
el mundo sigue avanzando y arrojando nuevos desafíos a los que debemos
responder o perecer. Las aceleradoras, líderes en la popularización y “glamourización”
del mundo emprendedor, no son la excepción. Este modelo se expandió alrededor
del mundo en los últimos años gracias al éxito de Y Combinator, pero
ahora enfrenta una desaceleración debido a que, como dice Peter Relan, fundador
de la incubadora YouWeb, el 90% de las aceleradoras van a fracasar ya que al
igual que las startups, solo puede haber unos pocos ganadores.
El problema
es que el 99% de las aceleradoras han querido replicar el modelo de Y
Combinator, asumiendo que podrían sistematizar el éxito. Es por esto que la mayoría de las aceleradoras alrededor del mundo se
limitan a difundir modelos y filosofías provenientes de otras partes del mundo:
porque solo saben replicar y sistematizar. Con la decisión de Y Combinator
de sextuplicar su inversión inicial para las startups aceptadas en su
programa (propuesta que pocas aceleradoras pueden replicar), el escenario es
claro para los emprendedores prometedores sobre cuál es la aceleradora de
primer nivel, y cuáles las menos importantes.
Aquellas
aceleradoras que quieran competir simplemente ofreciendo capital y esquemas
teóricos tendrán cada vez mayor dificultad para atraer las startups
excepcionales que necesitan para que su modelo de negocio funcione. A medida que crece la importancia de encontrar temprano la gran idea y
el talento, crece el riesgo de fracaso para aquellas aceleradoras (y los
emprendedores que apliquen a sus programas) que vean el éxito como una cadena
de montaje. Esta es la amenaza y oportunidad para las plataformas y los
ecosistemas que quieran seguir creciendo en este mundo hiper-conectado e
hiper-competitivo: aceptar la ambigüedad inherente en la vida de un emprendedor
y su startup, para así encontrar maneras de potenciar a la persona de modo que
incremente las posibilidades de éxito del negocio.
De-turistificando
a los emprendedores
Mi
heurística personal es que mientras más haya leído o escuchado sobre cómo hacer
negocios o ser un emprendedor exitoso, peor emprendedor es. En mi experiencia,
hay un relación inversa entre su capacidad de lidiar con los desafíos del día a
día en la vida del emprendedor, y la cantidad de clases, eventos y redes en los
que alguien participa, o libros que lee sobre cómo ser exitoso en los negocios.
Creo que
esto ocurre porque estas personas terminan esperando que la realidad
responda a los modelos teóricos que han absorbido, desde cómo “se
supone” que se debe lanzar una startup (pidiendo dinero) hasta cómo
conseguir clientes. Estas personas son excelentes empleados, porque saben
innovar y emprender cuando son contenidos por una red de soporte donde no
tienen que lidiar con la parte más difícil de ser emprendedor: la
incertidumbre, la ambigüedad, la disciplina.
Aquellos que
no han sido contaminados por tanta teoría, por el contrario, son de los mejores
emprendedores que conozco, porque se dedican a transformar la realidad con
acciones, en lugar de esperar que la realidad responda a sus modelos.
Precisamente,
en Exosphere nuestra misión es ‘de-turistificar’ la
creación y crecimiento de emprendedores, asumiendo la ambigüedad e
incertidumbre del proceso. La paradoja es que la mejor manera de
sistematizar la creación de buenos emprendedores, es aceptar que es una tarea
imposible. Una vez que uno acepta ese riesgo, tiene mejores chances de
lidiar con la realidad del proceso.
Oportunidad,
amenaza y llamado a la acción
Los
emprendedores necesitan distintas cosas en distintas etapas. Hay un momento
para aprender una habilidad o conjunto de contenidos concretos que después
serán empleados en el desarrollo del producto, y la universidad es un gran
lugar para eso. Hay un momento para pedir financiamiento y contactos, y las
aceleradoras son un gran lugar para eso. Pero también hay un momento donde uno
primero debe aprender a abandonar la pasividad y actitud paternalista que hoy
contagia a muchos “emprendedores”.
Hay un
momento para aceptar que sin disciplina, tolerancia al riesgo, perseverancia
flexible, coraje frente al ‘qué dirán’, y una búsqueda implacable por rodearnos
de los aliados necesarios, no tenemos chances de utilizar bien los recursos que
muchas plataformas ofrecen.
El llamado
es para todas aquellas plataformas que están involucradas en el desarrollo de
emprendedores y ecosistemas de innovación. No
necesitamos más jóvenes con la ilusión de que emprender es pedirle plata a
inversores. No necesitamos más personas que quieran comenzar con la plata de
otro porque no saben cómo crear algo o convencer a alguien.
Necesitamos
más aceleradoras de personas donde el resultado obtenido es
incorporar disciplina, coraje, empatía, humildad, curiosidad, para que luego
sepan cómo aprovechar las posibilidades que proveen las aceleradoras,
incubadoras, universidades, etc.
Solo
combinando personas fuertes con las herramientas correctas podremos ver un
crecimiento sostenido de emprendimientos exitosos y ecosistemas innovadores
autosustentables.
Este post fue escrito por Carlos Miceli en Pulso Social. Carlos es cofundador y CEO de Exosphere. Ha liderado varios
programas de aprendizaje de innovación profesional, fue Asesor de
Innovación en el Gobierno de Buenos Aires, y participó en las campañas
de marketing de dos best-sellers internacionales sobre negocios y
cambios en el mundo laboral. Twitter: @CarlosMiceli